Una nueva mentalidad

Hoy en día, la responsabilidad social está en un punto similar al de la seguridad alimentaria a finales de los años 90 y principios de los años 2000. Algunos líderes de la industria sabían que era necesario porque era lo correcto. Muchos sabían que el mercado lo demandaba, pero muy pocos hacían algo al respecto.

 

La pregunta principal sobre responsabilidad social sigue siendo actual. ¿Por qué deberíamos invertir nuestro tiempo y dinero en esto? Al igual que todo en la vida, no hay respuestas erróneas a esta pregunta:

 

  • Mis clientes me lo exigen.
  • Lo necesito para evitar mala publicidad
  • Necesito mejorar mis relaciones públicas
  • Lo necesito para evitar conflictos laborales
  • Es el nuevo concepto de moda 

 

Todas estas respuestas cierta veracidad, pero a todas les falta un aspecto fundamental para la responsabilidad social: el alma detrás de cada negocio. La falta de este aspecto resulta en fracaso o en problemas como mínimo. 

 

Debemos dedicar nuestro esfuerzo, tiempo y dinero a la responsabilidad social porque es lo correcto.

 

Hace aproximadamente 20 años, un grupo de consultoría me contactó para desarrollar una nueva plataforma de negocios en India. Los directivos de la empresa postularon la siguiente postura filosófica:

 

  • Los gobiernos del mundo han fallado en erradicar, o por lo menos controlar, la pobreza y la desigualdad social. 
  • Esta desigualdad representa un obstáculo para el desarrollo económico de los mercados geográficos, lo cual afecta a todos los esfuerzos comerciales.
  • Ahora depende de los negocios y los corporativos para incorporar este desarrollo social como una herramienta de desarrollo socioeconómico para el mercado geográfico.
  • Este desarrollo socioeconómico no debe ser considerado ni llevarse a cabo como un acto de caridad.
  • Este nuevo paradigma debe ser considerado como capitalismo altruista o incluso como altruismo capitalista.

 

En términos generales, los que nos dedicamos al comercio de alimentos, ya sea productos, carnes, comestibles, productos lácteos, etc. dependemos de que la gente compre nuestros productos. Entre más gente consuma nuestros productos, mayor es la ganancia que se genera. Si nos concentramos sólo en ese pequeño porcentaje de la población que actualmente genera suficientes ingresos para pagar nuestros productos, ya sea directa o indirectamente, nuestro tamaño de mercado estará limitado por la tasa de crecimiento de ese sector de la población. En términos generales, hay más personas fuera del alcance de nuestro mercado actual que dentro de él. 

 

Nuestro sistema de remuneración y relaciones laborales está sin lugar a duda, y correctamente, apilado a favor de las empresas y sus accionistas. Los sindicatos y grupos de trabajadores han sido capaces de ganar algunas batallas en cuanto a salarios y condiciones laborales. Estas batallas son muy polémicas y casi siempre terminan en un largo resentimiento entre las partes. Algunas empresas consideran incluso que las exigencias de los sindicatos son excesivas e injustas para el bienestar de la empresa. En su mayor parte, esto es correcto; por otra parte, también es correcto que las demandas de los trabajadores sean tomadas más seriamente por los dueños de la empresa

 

Para este punto, solo nos queda una relación de “nosotros contra ellos” se impregna en cada aspecto de nuestra sociedad. Ese estilo de vida agnóstico predispone a ambas partes a solo hacer lo más básico para mantener a la otra parte bajo control. En otras palabras, las empresas les pagan a sus empleados lo suficiente para no recibir quejas o huelgas, mientras que los trabajadores hacen solo lo necesario para que no los despidan. Esta relación es simplemente una postergación de conflicto. Al igual que una herida, se llegará a infectar. La cuestión es cuándo y qué tan grave será.

 

Este conflicto no solo se mantiene en el ambiente labora, sino que se extiende a cada aspecto e institución en nuestra sociedad. La desigualdad económica se manifiesta en vivienda, transporte, alimentación, educación, seguridad y prácticamente en cada servicio o actividad llevada a cabo por cada miembro de la sociedad. Todos los días vemos reacciones a esta desigualdad en las noticias desde ambos lados de la problemática. La mayoría de las sociedades capitalistas desarrolladas han pasado por una fase de ignorar o incluso reprimir el retroceso del trabajador, a expensas de alcanzar una tensión social de niveles insostenibles. Esta tensión social ha causado situaciones como las protestas por los derechos civiles y las huelgas sindicales; incluso el movimiento de Black Lives Matter que protesta en contra de la discriminación hacia la gente de color.

 

Entonces, ¿Cuál es la clave? ¿Cuál es la solución?

 

Una nueva mentalidad. A riesgo de sonar cursi, la única solución que tenemos es cambiar nuestra mentalidad. Nosotros los empresarios debemos darnos cuenta de que nuestro objetivo y nuestra responsabilidad no debe ser únicamente las ganancias o el bienestar de nuestros inversionistas, sino en generar ganancias para todos los inversionistas. Por ellos no me refiero solo a accionistas y trabajadores, sino también a nuestra comunidad, nuestros hijos, las escuelas y todos los que nos rodean. Es nuestra responsabilidad como empresarios y directivos asegurarnos de que nuestros trabajadores ganen lo suficiente para sentirse seguros y crecer financieramente. Una vez que tienen seguridad, tendrán más oportunidades para comprometerse a su trabajo y con su estilo de vida en general. Además, podrán disfrutar del ocio, ser más creativos y, por consecuencia, ser más productivos.

 

Esta gran cantidad de empleados tendrá ahora acceso a mejores salarios e ingresos. En este nivel de la sociedad, el ingreso disponible raramente se gasta en joyas, yates o inmuebles, sino que se aprovecha en mejores comidas – tal vez las familias podrían permitirse el lujo de derrochar en comer en un restaurate una vez a la semana. Ese dinero, o la mayor parte, será invertido en nuestras industrias. Quién sabe, incluso podrían ser capaces de ahorrar un poco para alguna emergencia. Y sí, muchos, si no la mayoría de ellos, usarán los primeros cheques para comprar alcohol y celebrar y derrochar el resto del dinero… Pero seamos sinceros, ¿quién de nosotros no hizo lo mismo cuando recibió su primer sueldo alto? Sé que yo lo hice. Cuando tenía 20 años, tuve mi propia compañía y cerré mi primera gran venta de $500,000. A los 20 años salí de esa oficina con un cheque de $250,000 y tenía aproximadamente $10.00 a mi nombre. 

¿Qué fue lo primero que hice? Fui a un restaurante y pedí una buena comida con una buena botella de vino. No muy financieramente responsable de mi parte.

 

A lo que quiero llegar es que la mayoría de ellos gastarán sus ingresos en las necesidades básicas. La mayoría de estas necesidades dependen de nuestras industrias. Todos nos beneficiaremos de esta inyección a la economía. 

 

Claro, no existe una solución mágica ni una que se adecúe a todas las necesidades. Personalmente, tengo un ejemplo, hace algunos años, estábamos sumamente cargados de trabajo, los pedidos aumentaban, pero no podíamos cubrirlos con el tiempo habitual. Teníamos que trabajar horas extras para satisfacer esta demanda. Así que fuimos con nuestros empleados y les dijimos que necesitábamos hacer unas horas extras para enviar nuestros pedidos. De 100 personas, sólo 20 estuvieron de acuerdo. Eso sí, a los trabajadores se les pagan todas las horas extras y beneficios. Estaba furioso. “¡Siempre estoy pendiente de ellos y nunca me ayudan cuando los necesito!” – un comentario frecuente que se escuchaba en mi oficina.

 

Tres de mis hijos trabajaban conmigo en varias áreas de la empresa y un día que estábamos pensando en opciones para resolver el problema de las órdenes, llegaron a la siguiente conclusión: “Los trabajadores no se reúsan a trabajar tiempo extra para hacerte enojar. No es que estén en tu contra, sino que ven por ellos mismos. Se están atendiendo a sus necesidades. ¿Quién eres tú a sus ojos para que se ocupen de tus problemas antes que los suyos?”.

Así que decidí investigar las razones por las que no se quedan tiempo extra en el trabajo.

 

Descubrimos que la mayoría de nuestros trabajadores eran madres con hijos en edad escolar y no tenían quien cuidara de ellos mientras ellas trabajan tiempo extras y si llegaran a encontrar alguien para que los cuide, tendrían que pagarle a esa persona la misma cantidad que ganaron haciendo horas extra. Descubrimos más problemas de este tipo y diferentes necesidades, pero ésta en específico era la clave. 

 

Encontramos un punto medio. Construimos una guardería gratuita para todos los empleados y problema resuelto. Claro, costó dinero hacerlo, pero no hacer entregas era mucho más caro, y además conseguimos trabajadores más contentos. Lo interesante es que no sólo las madres con hijos estaban más contentas, sino que todos los trabajadores se dieron cuenta del esfuerzo y el efecto que la solución de la guardería tenía en sus compañeros y se inclinaron más a ayudar durante las necesidades de trabajo pesado de la empresa. 

 

Pero ¿qué hay de las necesidades de la empresa? ¿Por qué concentrar nuestros esfuerzos a mejorar la sociedad en general? Bueno, desde mi experiencia, mejora. 

 

Una vez que haya suficiente gente para generar este cambio de mentalidad, la plataforma de negocio comenzará a transformarse: las ganancias aumentan gracias a un aumento de eficiencia y rendimiento, los conflictos laborales son menos frecuentes, El cambio se vuelve imparable y se afianza en la ética de la compañía. 

 

Según mi experiencia, siempre hay una curva de aprendizaje para ambas partes del campo. En efecto, nuestras ganancias disminuirán por un tiempo, pero no de manera significativa, además que este gasto no será dinero tirado – podría considerarse una verdadera inversión. No una inversión en “nuestro mejor activo”, porque nuestros compañeros de trabajo no son de nuestra propiedad. No son un activo. Son realmente nuestros socios, nuestros compañeros de negocios. Es una inversión en nuestra estructura y plataforma de negocios. Los compañeros de trabajo no cambiarán el enfoque de sus trabajos y tareas con sólo encender un interruptor mágico. Esta nueva mentalidad debe darse en ambas partes.

 

Asimismo, es importante tener en cuenta que no todo el mundo será capaz de hacer este cambio de opinión. Algunos trabajadores se tomarán más tiempo para cambiar. Algunos siempre tendrán un enfoque negativo. Algunos tendrán que ir a otro lugar porque nunca encajarán en la nueva estructura. Algunos de los directivos nunca se ajustarán o adaptarán y se negarán a participar en este proceso. Algunos de ellos también tendrán que ir y encontrar otro equipo para ganarse la vida

 

Sin embargo, con el ejemplo y el liderazgo de algunos, por no decir de todos nosotros, los empresarios, los dueños de negocios y los gerentes, este cambio de opinión puede ser posible y va a suceder. Se me vienen a la mente fácil al menos 10 empresas medianas y grandes cuyo consejo de administración y equipo corporativo tipo C han adoptado este nuevo paradigma. Se podría argumentar que algunas de esas empresas están en él sólo por los beneficios adicionales que se esperan de las ventas adicionales. Es posible. 

 

Por otra parte, es indiscutible que para iniciar el proceso y mantener este esfuerzo durante más de un par de años, debe adoptarse una nueva postura filosófica. Una vez que esta bola de nieve comience a rodar, se volverá imparable. Mi caso es un claro ejemplo. El caso de al menos otras diez empresas que conozco también es un claro ejemplo. Esto no es una revolución del pueblo. Es sólo un cambio hacia una nueva mentalidad.




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