Vale la pena poner sobre la mesa la historia entre México y los cercanos vecinos del sur, las provincias centroamericanas se anexaron al imperio de Agustín de Iturbide y, una vez que este se vino abajo, conformaron una unidad territorial denominada Provincias Unidas del Centro de América.
A mediados del Siglo XlX sobrevino la separación debido a las constantes pugnas entre liberales, que en su mayoría promovían un modelo federalista, y los conservadores, que estaban a favor de un gobierno centralista.
Chiapas había resuelto en 1824 permanecer unida a México mientras que el Soconusco se mantuvo en un estatus de indefinición hasta que, en 1842, el presidente Antonio López de Santa Anna organizó una invasión militar para incorporarlo al territorio mexicano. De aquí la disputa limítrofe que a lo largo del siglo permeó las relaciones entre México y Guatemala, la cual culminó con la firma del Tratado de Límites entre ambas repúblicas en 1882.
Durante las primeras décadas del siglo XX hubo poca relación entre México y los países de Centroamérica, fue en los años sesenta cuando esta relación fue fortalecida de una manera importante, creándose el Mercado Común Centroamericano que generó expectativas respecto al Istmo y necesidad de fortalecer vínculos con el fin de crear acuerdos de cooperación con las regiones de integración las cuales culminaron con el viaje del presidente Gustavo Díaz Ordaz a Centroamérica en 1966, año en que se desencadena una crisis política aunado con protestas sociales y represión en el área. Posterior a esta situación, y bajo la Presidencia de José López Portillo, se impulsaron estrategias como apoyo a guerrilleros de Nicaragua y El Salvador por medio de asilo en sedes mexicanas con el único fin de estabilizar la política de esta región, pero esto se vino abajo por la violación de los derechos humanos en Nicaragua.
Por ahí del año 1980, México y Venezuela firman el Acuerdo San José y se convierten en el abastecedor de petróleo para Nicaragua.
Si bien la paz era el interés principal para las participaciones de México, además de la democracia y lograr que comenzara el desarrollo de Centroamérica, pero esto no fue nada fácil y no prosperó, sino que en 1982 el presidente López Portillo presentó el Plan Regional de Distensión buscando disminuir las tensiones y sentar bases para todos los esfuerzos anteriores en pro de la paz.
Cuando llega el periodo presidencial de Miguel de la Madrid le resultan bastante onerosas las medidas de López Portillo, pero se logró emprender en conjunto con otros gobiernos latinoamericanos y crear el Grupo Contadora en 1983, el cual permitió a México mantener influencia a nivel regional sin tener enfrentamiento con Estados Unidos; sin embargo, creó desconfianza en los gobiernos centroamericanos y no se firma el Acta de Paz Contadora.
La situación no mejoró sino hasta los años noventa, época en donde el Gobierno Mexicano firma acuerdos de paz con El Salvador en 1992 y posterior con Guatemala en 1996, llevando a la firma de Tratados de Libre Comercio entre México y países del Istmo.
Sin lugar a duda, después de que este tratado comenzó el proceso de institucionalización de la cooperación mexicana con países centroamericanos, el panorama dio lugar a otro tratado conocido como Triángulo del Norte, mismo que está conformado por Guatemala, El Salvador y Honduras, además de firmar otro con Nicaragua y uno más con Costa Rica.
Acercándonos al siglo XXI, y pese a los problemas de falta e incapacidad de recursos para desarrollarlos con las comunidades, escasez de buenos resultados y herramientas para lograr los objetivos deseados, el gobierno de principios de los 2000 consigue promover el desarrollo del sur de México en vinculación con el de los países centroamericanos y de aquí surge el Plan Puebla Panamá y el Proyecto Mesoamérica. Si bien los problemas no terminaron y se desencadenó un grave problema como lo es hasta ahora la migración de habitantes indocumentados centroamericanos, México de nuevo está involucrado ya que ha servido de tránsito para que esto suceda, es por ello por lo que nuestro país ha considerado sumamente necesario reforzar la vigilancia en la frontera del sur y elaborar nuevas políticas con Guatemala y Belice.
En realidad, los notorios problemas económicos y sociales con nuestros vecinos del sur, hasta el día de hoy, no se pueden dar por terminados, y es evidente que a lo largo de toda la historia no hubo soluciones permanentes de carácter estructural, ya que además continuamos inquietos con este tema de flujo migratorio y por motivos como inseguridad y difíciles condiciones de vida en la mayoría de los habitantes.
En definitiva, y como conclusión, México y los actuales gobiernos tienen un reto de cooperación y comunicación, pero se continúan enfrentando a la historia de autoritarismo, además de la problemática social que no les ha permitido garantizar una estabilidad política, un adecuado desarrollo económico y, por último y no menos importante, el respeto a los derechos humanos y así fortalecer nuestro papel como actor político para esta región.
Los Tratados de Libre Comercio entre México y Centroamérica son:
Principales productos que se exporta de México a Centroamérica:
Principales productos que se importan de México a Centroamérica:
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