En noviembre, la actividad manufacturera de Estados Unidos volvió a disminuir por noveno mes consecutivo. Las plantas productivas enfrentaron una reducción en los pedidos y mayores costos en sus insumos, mientras los aranceles a las importaciones continuaron ejerciendo presión sobre el sector.

El Instituto de Gerencia y Abastecimiento (ISM) informó que su índice manufacturero PMI retrocedió a 48.2 desde el 48.7 registrado en octubre.

Un valor por debajo de 50 refleja contracción en la industria manufacturera, la cual aporta alrededor del 10.1% del PIB estadounidense.

Pese a ello, el PMI se mantuvo por encima del umbral de 42.3, nivel que, según el ISM, suele asociarse con un crecimiento económico general a largo plazo. Los analistas consultados por Reuters esperaban una lectura de 49.0, por lo que la baja sorprendió al mercado.

El Libro Beige de la Reserva Federal, publicado la semana previa, ya había señalado que el gasto de los consumidores siguió debilitándose hacia mediados de noviembre.

Además, recientes cuestionamientos de la Corte Suprema sobre la legalidad de los aranceles impulsados por Donald Trump generaron incertidumbre adicional, alimentando la idea de que podrían ser anulados. Esto provocaría aún más volatilidad, especialmente ante la expectativa de que el expresidente adopte otras estrategias comerciales en caso de un fallo desfavorable.

Trump ha respaldado estos aranceles argumentando que son esenciales para proteger la manufactura del país. Sin embargo, muchos economistas sostienen que recuperar la fuerza industrial del pasado es inviable debido a problemas estructurales, como la falta de mano de obra calificada.

En noviembre, el subíndice de nuevos pedidos del ISM cayó de 49.4 a 47.4, encadenando nueve meses de contracción en los últimos diez. El aumento de precios derivado de los aranceles ha limitado la demanda, y la cartera de pedidos continuó disminuyendo, aunque las exportaciones mostraron una ligera mejoría.

A pesar de la menor entrada de órdenes, los costos de los insumos siguieron al alza: el indicador de precios pagados subió de 58.0 a 58.5, lo que sugiere que las presiones inflacionarias podrían persistir.

El empleo manufacturero también retrocedió, probablemente porque las empresas mantuvieron el ritmo de recortes de personal ante la incertidumbre sobre la evolución de la demanda en el corto y mediano plazo, según ha señalado previamente el ISM.

FUENTE: staff