El fenómeno del nearshoring (relocalización de líneas de producción hacia los centros de consumo) ha captado la atención global, pero en palabras de Daniel Rodríguez, director de Compliance en Uber Freight en México, aún se percibe como “un fantasma” del que se habla más de lo que realmente se concreta.

Durante el panel México ante la incertidumbre comercial global, organizado por #SoyLogístico Asociación, los especialistas de la industria coincidieron en que más allá del término, lo relevante es la tendencia real de relocalización y la capacidad de México para responder a sus implicaciones.

Claudia Ávila, Head of Customs Attention and International Affairs de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), propuso dejar de lado el uso excesivo del término nearshoring y enfocarse en el concepto más tangible de relocalización productiva.

Explicó que esta no es una respuesta reciente a la pandemia, sino una evolución lógica tras décadas de deslocalización que iniciaron en los años 80 con la apertura comercial.

“La producción a larga distancia ya presentaba riesgos desde entonces. Lo barato sale caro”, dijo.

Con eventos como el tsunami de Japón en 2011, que afectó gravemente a la industria automotriz, o la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la necesidad de tener proveedores cercanos se volvió estratégica.

Además, la relocalización ya no solo responde a cercanía física, sino a afinidades políticas y de valores, lo que ha dado lugar a términos como friendshoring o allyshoring.

Pese a los retos internos como seguridad, infraestructura energética o talento especializado, Claudia Ávila destacó que México sigue siendo atractivo por su ubicación geográfica, acceso preferencial a más de 50 países vía tratados de libre comercio y una red logística funcional.

“Comparado con América Latina, México tiene ventajas innegables. Pero también debemos asumir nuestra parte de responsabilidad desde el sector privado”, señaló.

Hugo Villicaña, gerente de transporte bajo el T-MEC de Brose Group, respaldó esta visión desde su experiencia en la industria automotriz.

Destacó cómo, tras la pandemia, muchas empresas comenzaron a revisar estratégicamente su base de proveedores para evitar nuevas disrupciones.

“Necesitamos más inversión estratégica para fortalecer los ecosistemas industriales locales. No todo puede recaer en el sector privado”, advirtió.

Tecnología e IA, la nueva columna vertebral de la logística
Dan Marcus, responsable de comercio internacional en PepsiCo México Foods, compartió la experiencia de la compañía al implementar una torre de control de transporte que monitorea más de 30 mil viajes al mes en tiempo real.

“Esto nos permite detectar problemas antes de que se agraven y tomar decisiones enfocadas, no reactivas”, explicó.

Marcus insistió en que la verdadera transformación ocurre cuando la tecnología se combina con procesos sólidos y talento capacitado.

“La fórmula es clara: personas, procesos y tecnología”, dijo.

Además, destacó la implementación de sistemas WMS (Warehouse Management System) en almacenes para mejorar la eficiencia en tareas clave como el picking.

Claudia Ávila subrayó que la IA y tecnologías como blockchain deben usarse no solo para optimizar procesos, sino también para garantizar cumplimiento normativo, trazabilidad y mitigación de riesgos.

“El robot por sí solo no hace nada. Si no alimentamos los sistemas con datos claros y procesos definidos, no habrá resultados”, advirtió.

A nivel aduanal, destacó que México lidera en América Latina en interconexión de dependencias a través de la Ventanilla Única, además de que se trabaja en tener sistemas propios desde la ANAM, con la meta de mayor autonomía respecto al SAT.

Tanto Dan Marcus como Hugo Villicaña coincidieron en que México cuenta con una fortaleza que a veces pasa desapercibida, la resiliencia.

“Estamos acostumbrados a adaptarnos a los vaivenes políticos y económicos. Lo importante es no paralizarnos ante el cambio, sino planear escenarios y tener respuestas listas”, dijo Villicaña.

FUENTE: T21