Tres tiempos, una misma pregunta: ¿cómo se reinventa una sociedad cuando todo cambia?

Entre el derrumbe del antiguo orden que narra José Vasconcelos y la disrupción tecnológica que anticipa Oppenheimer, aparece el análisis de Martin Wolf: La crisis del capitalismo democrático.


Hay libros que dialogan entre sí aunque hayan nacido en siglos distintos. Ulises criollo, Sálvese quien pueda y La crisis del capitalismo democrático parecen hablar de mundos separados, pero en realidad dibujan una misma pregunta esencial: ¿cómo se sostiene una sociedad cuando cambian sus certezas, sus instituciones y el sentido del trabajo y la identidad?


José Vasconcelos, en Ulises criollo, recorre su niñez nómada y su despertar intelectual para comprender un país que se mueve entre el derrumbe del porfiriato y el estallido revolucionario. Su viaje es íntimo y político a la vez: un joven que busca su lugar en un México que no termina de nacer. Lo que él vivió —incertidumbre, desigualdad, crisis institucional y el anhelo de transformación— es, en el fondo, una constante histórica. Vasconcelos entendió que cuando un país no ofrece horizontes, la imaginación se vuelve un acto de supervivencia.


Un siglo después, Sálvese quien pueda plantea una incertidumbre distinta, pero igualmente disruptiva: el futuro del trabajo. Si Vasconcelos narraba un país que se reinventaba después de décadas de inmovilidad, Oppenheimer describe un mundo que cambia demasiado rápido. La automatización amenaza casi la mitad de los empleos actuales; profesiones enteras desaparecen mientras la tecnología redefine lo que significa “trabajar”, “producir” o “ser útil”. Su mensaje es claro: la revolución de nuestro tiempo no es política, es tecnológica, y solo sobrevivirá quien sepa aprender, reinventarse y desarrollar habilidades profundamente humanas.


Pero entre el derrumbe del antiguo orden que narra Vasconcelos y la disrupción tecnológica que anticipa Oppenheimer, aparece el análisis de Martin Wolf: La crisis del capitalismo democrático. Si la tecnología transforma el trabajo y la identidad individual, Wolf muestra cómo las democracias se erosionan desde dentro: desigualdad creciente, capitalismo rentista, desconfianza en las élites, estancamiento económico, populismos. Una sociedad que no ofrece movilidad ni estabilidad termina, como advierte Wolf, en un círculo vicioso de resentimiento e incertidumbre.


La lectura conjunta de estos tres libros deja una reflexión profunda: cada generación enfrenta su propio colapso, pero también su oportunidad de renovación. Vasconcelos encontró sentido en la educación y en las ideas; Oppenheimer nos recuerda que la creatividad y la inteligencia emocional serán las armas del futuro; Wolf insiste en que necesitamos un nuevo pacto social que redistribuya oportunidades y reconstruya la confianza.


Si algo enseñan estos autores es que ninguna crisis es definitiva si existe voluntad de transformarla. Que los pueblos —como las personas— sobreviven cuando encuentran un propósito más grande que el miedo. Y que, incluso en medio de la incertidumbre, siempre hay un punto de partida: la dignidad, el trabajo, la educación y la convicción de que el futuro no se espera… se construye.


FUENTE: Octavio de la Torre de Stéffano
Presidente de Concanaco Servytur

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