El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este viernes la cancelación inmediata de las negociaciones comerciales con Canadá, una decisión que sorprendió a Ottawa y tensó nuevamente las relaciones bilaterales entre los dos socios norteamericanos.

El anuncio fue realizado a través de un mensaje en la red social Truth Social, donde Trump justificó la suspensión por un anuncio televisivo canadiense que criticaba los aranceles estadounidenses utilizando palabras del expresidente Ronald Reagan. La decisión llega en un momento en que ambos países buscaban avanzar en un acuerdo para reducir o eliminar los aranceles del 50 % impuestos este año sobre las exportaciones canadienses de acero y aluminio.

La medida también tomó por sorpresa al primer ministro canadiense, Mark Carney, quien se disponía a iniciar una gira comercial por Asia. Carney había sostenido recientemente una reunión en la Casa Blanca con el presidente Trump, encuentro calificado como “positivo” por ambos líderes, y del que se esperaba una hoja de ruta hacia un entendimiento bilateral.

Horas después del anuncio, el Gobierno canadiense reaccionó con perplejidad y tono conciliador. “No podemos controlar las políticas comerciales de Estados Unidos. Reconocemos que han cambiado fundamentalmente respecto a las décadas anteriores”, declaró Carney antes de abordar su vuelo. El primer ministro agregó que Canadá está “lista para retomar el diálogo cuando Washington lo considere oportuno”, subrayando que un acuerdo sería beneficioso para los trabajadores y familias de ambos países.

El detonante de la crisis fue una cuña publicitaria de la provincia de Ontario, transmitida en Estados Unidos, que empleaba un discurso de Ronald Reagan de 1987 contra los aranceles. El gobernador de Ontario, Doug Ford, defendió la campaña afirmando que “Canadá y Estados Unidos son más fuertes juntos”, mientras que la oposición canadiense aprovechó el episodio para criticar al gobierno federal por la falta de resultados concretos en las negociaciones.

La cancelación representa un nuevo golpe a la estabilidad comercial entre los dos países, que mantienen una de las relaciones económicas más integradas del mundo. Analistas advirtieron que la decisión podría afectar las cadenas de suministro industriales y agravar las tensiones en vísperas de la revisión del T-MEC prevista para 2026.